Gastritis frente a la úlcera péptica
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Una úlcera es una llaga abierta. Las úlceras pépticas se desarrollan en el revestimiento del estómago o en la parte superior del intestino delgado (duodeno). Una úlcera en el estómago se llama úlcera gástrica, y una úlcera en el duodeno se llama úlcera duodenal.
La mayoría de las úlceras están causadas por una bacteria llamada Helicobacter pylori (H. pylori), que se cree que se transmite de persona a persona a través del contacto cercano y la exposición a la materia fecal o al vómito. Las bacterias causan una infección que debilita la mucosidad protectora del estómago y el duodeno, permitiendo que el ácido pase al sensible revestimiento que hay debajo. Tanto el ácido como las bacterias irritan el revestimiento y provocan la formación de una úlcera.
Si no se trata, la infección por H. pylori puede causar gastritis (inflamación del revestimiento del estómago). La gastritis puede aparecer de forma repentina (gastritis aguda) o gradual (gastritis crónica). Una infección por H. pylori no tratada también puede evolucionar hacia la enfermedad de úlcera péptica o el cáncer de estómago más adelante. Otra causa común de gastritis es el uso prolongado de aspirina, ibuprofeno y otros antiinflamatorios.
¿Cómo saber si es una gastritis o una úlcera?
La gastritis es la irritación e inflamación del revestimiento del estómago. Esto significa que el revestimiento está rojo e hinchado. Puede causar llagas superficiales en el revestimiento del estómago, llamadas erosiones. Una úlcera es una llaga abierta más profunda en el revestimiento del estómago.
¿Puede la gastritis sentirse como una úlcera?
Principales síntomas y similitudes
La gastritis y la úlcera péptica producen síntomas similares, aunque algunos pacientes con gastritis no presentan síntomas. Los síntomas de ambas enfermedades pueden ser los siguientes Dolor sordo o ardiente en la parte superior del vientre. Sensación de hinchazón.
Úlcera de estómago fiebre, escalofríos
Algunos de los trastornos más graves del estómago y de su revestimiento, como la gastritis y la úlcera péptica, tienen más probabilidades de desarrollarse gradualmente con el tiempo y de empeorar progresivamente si no se diagnostican y tratan adecuadamente. Su progresión también puede conducir a situaciones peligrosas, desde hemorragias internas, perforaciones y bloqueos hasta enfermedades de difícil tratamiento como el cáncer gástrico.
Las células del revestimiento del estómago producen moco y bicarbonato para proteger el revestimiento del estómago contra posibles daños causados por el ácido, las bacterias y las enzimas digestivas, que ayudan a descomponer los alimentos durante el proceso de digestión. Mientras que el moco forma una capa de protección para el revestimiento del estómago, el bicarbonato ayuda a neutralizar el ácido estomacal. Cuando estos mecanismos de protección se debilitan o se ven comprometidos, el revestimiento del estómago se vuelve más propenso a la gastritis y, potencialmente, a la enfermedad de úlcera péptica.
La gastritis se refiere a la inflamación del revestimiento del estómago, que abarca la gastritis aguda, la gastritis crónica y la gastritis atrófica. La gastritis aguda se produce de forma repentina y, en algunos casos, puede evolucionar a una gastritis crónica. La gastritis crónica progresa durante un largo periodo de tiempo y provoca un desgaste lento y gradual del revestimiento del estómago. La gastritis crónica también puede dar lugar a displasia o metaplasia, que implican cambios celulares precancerosos que pueden acabar provocando cáncer si no se tratan.
Tratamiento de la úlcera péptica
La gastritis puede aparecer de repente y durar poco (gastritis aguda), o desarrollarse gradualmente y durar unos meses o años (gastritis crónica). Aunque la gastritis puede ser leve y curarse por sí sola, a veces puede ser necesario un tratamiento, dependiendo de la causa y los síntomas.
La bacteria que puede causar la gastritis se llama Helicobacter pylori (H. pylori). Esta bacteria se encuentra en 4 de cada 10 adultos australianos mayores de 60 años. Aun así, muchas de las personas infectadas por H. pylori no desarrollan ningún síntoma de gastritis ni úlceras. La razón de esto no está clara.
Los antiinflamatorios no esteroideos (AINE), como la aspirina, el ibuprofeno y el naproxeno, se utilizan habitualmente para aliviar el dolor, pero también pueden aumentar los jugos gástricos ácidos producidos en el estómago. El aumento del ácido estomacal puede inflamar y desgastar el revestimiento del estómago.
También es posible que le pidan que se haga una endoscopia. Una endoscopia consiste en introducir un tubo flexible con una cámara diminuta por la garganta hasta el tracto digestivo superior para buscar signos de inflamación y úlceras. Suele hacerse con algo de sedación. Se puede tomar una pequeña muestra de tejido para examinarla en el laboratorio.
Síntomas de úlcera péptica o gastritis
Se le tratará con un inhibidor de la bomba de protones (IBP) si su úlcera fue causada por los AINE. Su médico se lo recetará y le dirá si debe seguir usando AINE. Puede recomendar una medicación alternativa a los AINE, como el paracetamol.
Muchas personas toman AINE sin tener efectos secundarios. Pero siempre existe el riesgo de que la medicación pueda causar problemas, como úlceras estomacales, sobre todo si se toma durante mucho tiempo o en dosis altas.
La gastroscopia es un procedimiento que consiste en pasar un tubo delgado y flexible (un endoscopio) con una cámara en un extremo por la boca hasta llegar al estómago y al primer tramo del intestino delgado (duodeno).
Al menos cuatro semanas después de terminar el tratamiento con antibióticos, se le hará una nueva prueba para ver si quedan bacterias H. pylori en el estómago. Si la hay, puede administrarse un nuevo tratamiento de erradicación con otros antibióticos.